Escritura Experimental
LA PARCA Y YO (Parte I)
UN CORTO RELATO ACERCA DE MI EXPERIENCIA PERSONAL CON LA MUERTE
Thom Ruminot.
NO puedo comenzar este testamento sin primero dejar en claro a cualquier lector que tenga la oportunidad de leer este texto que soy un joven escriba que aún no cumple los treinta, pero que cada día esta más cerca de, quizá, uno de los cambios de folio más significativos en nuestra vida.
DURANTE mi vida, he establecido y cultivado hermosas y ricas relaciones personales cargadas de amor hacia personas que me han enseñado mucho de la vida en base a sus propias experiencias personales. Huelga decir que, por norma general, esas personas fueron muy mayores que yo, y por lo mismo, su afán era principalmente traspasar sus conocimientos y vivencias con la intención de enseñarme de sus propios errores.
HE tenido la hermosa oportunidad de enriquecer mi espíritu escuchando atentamente las palabras de mis mayores y aprendí, de muy chico, que los ancianos son, por esencia, licenciados maestros de la vida. O sea, ¿Quién más que aquellos y aquellas que vienen de regreso, arrastrando sus pies cansados, pueden hablarnos y enseñarnos en base a una experiencia macerada por años, bajo el rigor de una meditación forzosa de quién resume su vida, estando por llegar a la meta?
QUIZÁ, he llegado a pensar en estos últimos cuatro años, el precio a cancelar por aquella experiencia de amistad desinteresada tan rica en enseñanzas, es puramente el corto tiempo que significa. Algo así como caminar tomado de la mano de tu abuelo cuando eras niño, mientras dabas una vuelta a la manzana. Es decir, un paseo corto pero muy lindo. El calor de una gran mano de abuelo bueno, que te guiaba y te hacía sentir una seguridad sin igual.
ENTABLAR una relación de amor fraterno con personas mayores me ha enseñó cosas insospechadas, incluso más allá de su propia experiencia. Nunca hablé con un muerto, ni ninguno de ellos al menos, de los que yo conocía, tuvieron la capacidad esotérica de comunicarse con el más allá (O al menos nunca me lo mencionaron). Y, sin embargo, algunos de ellos partieron en silencio cuando aún sentía que no era el momento. ¿Cómo llamarlos por las noches, cuando las dudas me asaltaban y necesitaba un consejo, un aliento, una palabra amorosa? Simplemente se fueron, por que para ellos su momento fue perfecto, y su autobús llegó a llevárselos allá donde los vivos no tenemos permitido el paso. Y aprendí a aceptarlo con amargura.
LA MUERTE, la temida, la renegada, la incomprendida. ¿Qué puede ser la muerte, si no, parte de la misma vida, es decir, una maestra? Y vaya cuánto nos enseña cada vez que le toca hacer su labor tan ingrata. Como buena profesora que es, nos deja tarea para la casa.
- ¡A trabajar el desapego! -. Dice ella, - Y practícalo muy bien –
… Me susurró una vez antes de irse, mientras lloraba preguntándome por qué nuestros seres amados tienen que partir donde nos los podemos ver… ¿Por qué nuestros abuelos no son eternos? ¿Por qué mi madre algún día tendrá también que morir? ¿Por qué nuestras mascotas viven y mueren tan rápido…?
"ME pregunto, también, si ella, la muerte, ama su trabajo, o si bien lo hace porque no sabe hacer otra cosa para poder comer… "
PARA terminar mi introducción, he mencionado que nuestros seres queridos ciertamente parten abandonando su encarnación terrenal, y no los podemos ver… Pero jamás podremos decir que no están ahí: Con algo de sensibilidad, los podemos sentir en los pequeños detalles, en las fragancias que llegan volando arremolinadas hasta nuestras narices, en el canto de un pajarillo que se cuelga de tu ventana y con su piquito repiquetea el cristal. En aquel rosal que alguna vez él o ella te dijo que le encantaba salir a mirar todas las mañanas. En el florecer de un hermoso girasol al calor acogedor del verano. Son gestos que te dicen -Hey, aquí estoy! -.
SIN duda ellos parten, pero jamás, nunca, los dejaremos de sentir. Ellos estarán ahí, siempre, creámoslo o no. Por que cuando hay amor, y este es verdadero, va a trascender más allá de nuestra comprensión humana y primitiva de lo que es vida y lo que es muerte…
BRINDEMOS PUES, por el amor que seguiremos cultivando en nuestros corazones, en honor de todos aquellos y aquellas que no volverán a enarbolar su copa junto a la nuestra. Al menos no en ESTA vida.
Gracias.
Solo muere aquel que es olvidado !! El menor detalle de amor lo regresa a ti,asi puedes sentir su aroma o sentir su calor a tu lado, el amor es infinito y trasoasa la dimension de la vida para estar presente en laMuerte...
ResponderEliminarTitita,
EliminarMuchas gracias por su comentario, querida lectora.
Un abrazo cibernético para usted, cargado de calor humano, en esta lluviosa noche de finales de Agosto...
¡Bendición!
Alzemos la copa...por ellos que hoy han partido,..mañana estaremis con ellos y regresaremos a los nuestros en ese detalke de amor que marco nuestra existencia..
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