En estos tiempos tan enrrevesados, suelo dedicar mis horas a un sin fin de actividades y quehaceres, de los podría separar entre los imprecindibles y los recreativos.
Lavar, barrer, cocinar, atender a mis cachorros humanos... Son deberes que no puedo dejar de hacer aun que a veces realmente quisiera darme un gran break y desconectarme de aquello que no puedo dejar pasar durante el día.
Escribir, dibujar, pintar, tallar, entrenarme física y mentalmente... Son cosas que bien encasillaría en el bloque de actividades recreativas. Y, si bien es cierto, son momentos de distracción y distención, no habremos de olvidar nunca que esta misma actividad es la que nos otorga un descanso a nuestro cuerpo, nuestro espíritu, y nos libera del estrés y de las cargas emocionales que vamos acumulando durante los días, semanas y meses.
Hacía mucho tiempo que quería dedicar un rato de escritura, pero por lo mencionado antes, ¡Uf!... Se me hace muy, muy complicado. Y sin embargo aquí estoy: Escribiendo de pie, mientras escucho el impertubable sonido de la secadora de pelo de mi esposa. Mi hijo mayor me habla y lo escucho a medias, mientras por el rabillo del ojo veo la mota blanca y peluda de mi perra que se pasea de aquí para allá buscando alguna migaja que esté abandonada a su alcance, sobre la baldosa. Una diminuta mosca sobrevuela muy cerca de mi teclado y se pierde entre una frutera cargada de plátanos maduros y algunos cuantos cables de teléfono. Y, encima, debo prestar concentración a esta publicación. Así que, ahora que mi mujer se dignó a pulsar el botón de apagado, y anhelando que no le haya quedado pelo por secar (Dificil en las mujeres, e incluso en mí, que uso el pelo largo).
Quisiera dedicar este apartado en entregarles a ustedes algunos consejos para sortear aquellas situaciones en que, a medida que vamos avanzando en la trama de nuestra novela, nos quedamos enfrascados en ciertos pasajes en los que sentimos que ya no podemos salir.
PROBLEMA 1
Te quedaste trabado en un pasaje: Sí. A todos nos sucede eventualmente. La exquisitez en detalles, y aquel ávido deseo de no dejar ningún dato que no sea descrito para deleite de nuestros lectores, podría hacer que nos quedemos trabados en algún pasaje, del que no podemos salir con facilidad.
¡SOLUCIÓN! : S A L T A T E L O. Dejalo en Stand-By. Continúa. De ser necesario deja de ahondar en el capítulo íntegro. Adelantate días, semanas, meses o incluso años. Transpórtate como creador o creadora a otro momento. Incluso inventa un cambio radical, un giro en la trama que te fuerce (Y también te facilite) a entrelazar ambos pasajes inconexos hasta el momento.
PROBLEMA 2
Te demoras mucho en escribir entre capítulo y capítulo. Sientes que tu obra jamás va a estar completa. Estás ansioso, pero ves que no avanzas.
¡SOLUCIÓN!
Creo que en este problema, la solución es incluso más fácil que la 'enfermedad'. Y bueno, avanza, avanza y no te detengas. Es una suerte de ¡Cooorre Forreest! versión escritor. No te esfuerces en refinar aquello que tienes aún en bruto. Primero, crea el esqueleto, la espina dorsal que permita a tu novela erguirse por si sola, para que ella misma tenga la fuerza para ponerse en forma. PERO, si no le das la espina dorsal, será muy dificil encausarla. En resumen, escribe como vomitando sobre el teclado. Despreocupate de la ortografía e incluso la coherencia. Solo escribe y da rienda suelta a tus ideas de principio a fin. Una vez que esté acabado tu borrador, es momento de que esta, ya madurada, comience a tomar su forma verdadera y definitiva.
PROBLEMA 3
No tengo ideas. Siento que me falta esa inyección de creatividad. Siento que mi historia va plana, carente de realidad.
¡SOLUCIÓN!
Y bueno, he aquí algunos pequeños TIPS, de colega a colega, para ir dandole forma a nuestro relato, y tratar de saltar ciertas situaciones que a veces nos hacen detenernos en lo que podría ser una gran obra literaria.
Espero que te sirvan...
Saludos... ¡Y a crear!